viernes, 20 de febrero de 2009

A cuerpo de rey

Tras una larga pausa, pero nunca del buen comer, es menester volver a narrar un poco las andanzas gastronómicas, aunque sea en plena crisis.

El restaurante que reabre boca es "A Cuerpo de Rey" del madrileño barrio de Moncloa. Sitio de cocina internacional, con decoración un poco (demasiado) moderna y música a un nivel un poco elevado, pero que no llega a ser molesto. Está sobre dos pisos. En el de arriba, el bar, muy "cuco", y abajo unos salones bastante amplios. El menú es una buena síntesis de la carta, ya que coge un poco de todo.

En los entrantes, elegí las croquetas de mejillones (por los que tengo auténtica debilidad) que vienen acompañados de una terrina de Salmorejo. Verdaderamente asombroso, y una combinación que resulta muy bien. En el plato principal, varios comensales optaron por un pollo al curry que tenía muy bien aspecto, y no parecía nada pesado. Por mi parte, quise tener una opción más castiza, y me decanté por los huevos rotos. Servidos con patatas fritas y taquitos de jamón. Un buen punto de sal, cosa que no siempre se logra para los huevos y las patatas, y tan divinamente. Las patatas tenían consistencia, lo cual era de agradecer para acompañar cada bocado. Realmente recomendables.

Por último, en los postres, tampoco hubo quorum. Algunos se decantaron por el helado de "pétalos de rosa" (sic) y otros por una mousse de chocolate bastante más ligera de lo que parecía el otro dulce. No salimos rodando, pero casi.

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Puntuación: 8,5
Precio: Alrededor de 13€ por persona (menú)
Ubicación: Hilarión Eslava 27 bis -patio interior del Edificio Galaxia- barreras arquitectónicas: dos pisos.
Teléfono: 91 549 43 38

sábado, 3 de mayo de 2008

Restaurante "La Isla"

La Sierra de Madrid esconde algún que otro tesoro maravilloso entre sus bosques, y puertos. A unos 2.000 metros de altura, tras el pueblo de Rascafría, se encuentra el Restaurante "La Isla", apacible lugar que bien merece una visita, si acompaña el buen tiempo primaveral que acompaña durante este puente. Un pequeño restaurante, al que se llega tras cruzar un pequeño puente de madera, y que tiene un jardín estupendo, que en horas de sol es verdaderamente un sitio apacible, donde no se puede estar mejor.

El restaurante tiene una especialidad en comidas caseras que no van a defraudar a nadie. Y para los más interesados en vino, podemos recomendar el Cune -cosecha 2004- que tomamos en esta ocasión.

Empezamos pues a comer, con unos entrantes exquisitos: muy recomendables los choricitos y la morcilla fritos. Con un toque de brasa que hacía que se deshicieran en la boca. Riquísimos. También me gustaron las croquetas caseras, de jamón por supuesto, que aparte de un buen tamaño, tenían un buen sabor, ya que no estaban saladas en exceso. Más morcilla se tomó con un revuelto con piñones, que estaba rico, rico, como diría un cocinero vascongado. Ya me gustó un poco menos una sopa de judiones que estaba buena, sí, aunque mi aprecio por ese producto de la tierra no es el mejor.

Tras este festín de entrantes cualquiera pensaría que habríamos terminado... Nada más lejos. En ese momento es cuando empezaba la acción: habíamos pedido la especialidad de la casa, un Chuletón de alrededor de un kilo. Daba miedo verlo, pero no tanto comérselo. Hay que reconocer que no conocía la carne de la sierra. Su textura era estupenda, y el punto era jugoso, por lo que no cansaba, como el tamaño podría inducir a creer.

Fue fatigoso, pero al final todos los comensales pudimos con nuestros chuletones sin mucho esfuerzo. Tuvimos hasta sitio para el postre, en las que no hubo quorum: unos optamos por el arroz con leche (bueno, pero como el de casa no hay otro, temo decir), otros eligieron la tarta de queso con mermelada de arándanos, que tenía una pinta bárbara, y el último por unas natillas caseras, con galleta María y todo.

Lo más sorprendente: el precio. Para todo lo que comimos, fue regalado, si además incluimos un vino como el Cune, que dentro de los riojanos, combina bien la calidad con el precio. Aunque lo mejor de todo es probablemente respirar el aire de la Sierra, lo más gratificante del viaje.

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Puntuación: 9,5
Precio: 32 por persona
Ubicación: Ctra Rascafría - Pto. de Cotos Km. 31,800, Rascafría
Teléfono: 639 337 747 / 680 461 328

jueves, 10 de abril de 2008

La Vaca Argentina (López de Hoyos 42)

Hay cabestros que no dicen ni mú, y otros que, en cambio, se dejan querer muy bien. La ocasión de saludar a un amigo, y a los compañeros de un anterior trabajo, fue una ocasión perfecta para comerse un buen filetón.

Dado el elevado número de comensales, casi una docena, se llegaron a pedir hasta tres entradas: ventresca, choricitos argentinos -que se cortaron en rodajas- y un queso Provolone pasado un segundo por la parrilla que estaba de vicio. Muy recomendable además el vino de Toro que nos aconsejó el Maitre.

En cuanto a los platos, la gran mayoría optó por el "bife" de 200 gr. salvo el homenajeado que se zampó casi el solo un kilo de carne, que al final no fue tal (sospechamos que el peso incluía el plato). Como en otras parrillas similares, es gracioso poder hacerte la carne en la misma mesa, pero más allá, la cantidad siempre es traicionera. También hubo otras disidencias, como pedir un filete a la pimienta y otro con salsa de cabrales. Debía de estar bueno, pero qué indigesto... Aunque nadie optó por ellas, las pastas eran bastante apetecibles, y es vox populi que no son nada malas.

En las guarniciones hubo que hacer doblete de patatas. Dos pequeñas fuentes no dieron abasto de los muchos comensales, y otro -gran- gourmet presente prácticamente se quedó sin ellas cuando se las pasaron. También se pidieron unos pimientos que estaban salados en su punto justo. Deliciosos.

En el apartado de los postres, el helado fue el rey. En sus diversas variedades, se lo presenta muy bien, y saborea aún mejor.

Mención también para la atención, que fue extraordinaria, aún para tantos comensales.

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Puntuación: 8,5
Precio: Alrededor de 45€ por persona
Ubicación: López de Hoyos 42, hay aparcacoches y no hay barreras arquitectónicas
Teléfono: 91 563 14 85

viernes, 7 de marzo de 2008

Restaurante Chin Chin Grill

Este restaurante cercano al tanatorio de la M-30 y a la (un poco) menos conocida redacción de El Economista, tiene un pequeño problema. No es la cocina oriental y un poco en plan "fusión", no es el ambiente del local que, todo lo contrario, es bastante simpático, pero el servicio... AY, qué servicio...


Quiero puntualizar una cosa: no es el primer "chino" en el que como (y el entrecomillado no es casual). He comido en otros y he sido tratado infinitamente mejor. Será que he ido a caer en el peor. El caso es que es una pena, porque la comida estaba más que presentable y hasta de un normalmente deslucido pollo al limón le sacan una buena presentación. Definitivamente, el problema de este sitio es de cocina para afuera. No se puede recibir a un par de comensales poco mejor que a tortas, preguntando tres veces en menos de cinco minutos sólo por la bebida. Menos mal que luego se calmaron cuando vieron que, efectivamente, comíamos como el resto de la gente.


Íbamos con el tiempo un poco en contra, así que optamos por lo fácil, el menú del día por 10,50 €, con diversas opciones. En los entrantes hubo unanimidad: ambos pedimos rollitos vietnamitas (que son de pollo), y diferimos luego en el plato principal, ya que yo pedí el buey caramelizado, que estaba verdaderamente de vicio, y mi compañero de faenas el ya citado pollo al limón.


Volviendo a meterme con el camarero, será mejor que dejen los cubiertos sobre la mesa en todo momento. No me los pusieron por sombrero al retirar el plato de entrantes de milagro. El segundo plato, como venía siendo el anterior, exquisito. Unas tiras de buey jugosas, y con un añadido que le daba el caramelo que le sentaba muy bien.


Y al final... café para todos.

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Puntuación
Precio: 10,5€/persona (menu)
C/ Torrelaguna 69. No hay obstáculos arquitectónicos.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Restaurante Plaza Mayor (Cuenca)

Para empezar con el pie derecho una visita a Cuenca, lo primero es patearse la catedral. Gótica, una de los tesoros arquitectónicos que guarda nuestro país, y las preciosas casas colgantes (con visita más que obligada al Museo de la Fundación Juan March). El turismo de la ciudad manchega es, para colmo de bienes, extremamente competitivo, y le saldrá, como dice la expresión castiza, "por dos duros".

Pero tras una mañana de turista/crítico de arte frustrado, la elección a primeras de un restaurante en el casco antiguo de Cuenca no parece tarea fácil. existe una concentración de establecimientos que puede provocar desconcierto.

Nuestra elección parecía de las mejores y no salimos defraudados. Lo más apetecible, dado el entorno, era una buena carne. Todo es igualmente sugerente: cordero, cochifrito, o bistec. El parrillero es de mano experta, y eso se notaba. La carne fue precedida, eso sí, por un manchego en aceite que hacía honor a su tierra, y una ventresca que estaba maravillosamente aliñada, y se hacía querer muy bien.

Y me quedé con ganas de probar un caldito Manchego, pero el día, soleado y apacible, no acompañaba.

El segundo acto de la comida entró pues con unas carnes verdaderamente bien preparadas. Un cochifrito, hablo desde la experiencia, con su piel bien crujiente, y en cambio una carne suave. Suave y sabrosa, como la del cordero que se ganó el aplauso de sus desgustadores. El bistec por el que optó un tercero no tenía mala pinta, aunque yo lo vi algo escaso. El todo acompañado de unas patatas fritas que sí, muy buenas, pero que noté algo escasas.

Como telón, se puede cerrar la comida con unas natillas, que son caseras.

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Puntuación: 7,5/10
Precio: 30€/ persona
Ubicación: Plaza Mayor nº 5. Cuenca

sábado, 17 de noviembre de 2007

"Lastresmanolas" de tapas por el barrio de los Austrias

No os vamos a mentir: en Lastresmanolas se come también en plan restaurante. Pero lo nuestro, últimamente, vienen siendo las tapas. Y la verdad que tapas como las de este sitio, no puedo recordarlas. Más que 'tapas', en sentido estricto, podríamos definirlos como canapés.

Voy a detenerme en el primero que probamos, porque, desde luego, puede ganarse partidarios: sobrasada con huevo de Codorniz. Todo ello sobre un fino pan de baguette. El sabor, indescriptiblemente bueno. Temo ser parcial, y es que la yema del huevo frito normal, ya es algo que me apasiona. Si adaptamos a ello lo reducido de un huevo frito de codorniz, que es más pequeño, y le añadimos un complemento ideal, como es la textura de la sobrasada, obtenemos una tapa que es, verdaderamente, de campeonato. Desde luego, se lleva la palma de esta entrega.

Otra tapa, o canapé, reseñable, fue la de jamón ibérico con queso semicurado. Buena textura del jamón, aunque no siendo entendedor, no me atrevería a decir si era del bueno o no, pero desde luego la combinación resultó exquisita.

No tan magistral, pero igualmente delicioso, terminó siendo el canapé de jamón con bacon y espárragos trigueños, que, a pesar de parecer un poco cargado, estaba bien compensado, y se lleva una digna medalla de bronce.

El que casi resulta defraudante, pero ojo, en comparación con los otros, fue el canapé de atún con mostaza picante. Buena dósis de Bonito, de acuerdo, pero escaso de mostaza, o por lo menos de picante. Se lo esperaba distinto, aunque fue su gusto suavecito, desde luego, vino bien para cerrar el almuerzo.


Hay que añadir un apéndice a esta entrega: los postres, que cayeron en otro sitio, los maravillosos panqueques con chocolate o Dulce de leche, en la Taquería del Alamillo, que comentaremos... en próximas ocasiones.
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Puntuación: 9/10
Precio: 10€/persona
Ubicación: C/ Vergara 14 Teléfono: +34 915401890
Parking/Aparcacoches: no.

viernes, 16 de noviembre de 2007

El Tigre

En Chueca hay más de un rincón más que genuino para almorzar. Todo lo infrecuentable que pueda ser de noche, el barrio es una ventana gastronómica que no se debe subestimar, de día. Y buena prueba de ello es una sidrería con vocación de bar de tapas. Y qué tapas...

Vamos a atrevernos a hacer una estimación poco usual: la de los comensales ideales, para que estemos a gusto, y que podamos comer sin dejar platos enteros... Nuestro número ideal es entre tres y cinco, desde luego. El local es poco espacioso, como habrán adivinado, y en cambio las raciones son abundantes. Se puede comer sentado pero... eso ya no tiene tanta gracia, si lo que estamos es de tapeo.

En esta ocasión hicimos caso de nuestro 'anfitrión' (un camarero al que le da por llamar 'gordito' a todo el que se tercie, ándese con cuidado) y pedimos una ración de queso semicurado, que resultó muy suave para lo que suelen ser esta clase de quesos, y una ración de albóndigas, que se sirven con patatas, y una salsa de tomate en la que es virtualmente imposible no lanzarse a navegar con algún "barquito". Mucho cuidado con no naufragar.

El precio es extremamente asequible, pero les advierto que donde se recupera es en bebidas. Dos jarras de cerveza se cobran a precios de bar de copas, lo cual, dado el tamaño de las raciones, se lo perdonaremos por esta vez.

Ah, y si quieren postre, no cuenten con el lugar. No será porque falten alrededor...


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Puntuación: 7/10
Precio: 8€/persona
Ubicación: C/ Infantas, 30 Teléfono: 915320072
Parking/Aparcacoches: no.